sábado, 5 de noviembre de 2011

El Velódromo

Desde que fui a este local a tomar una copa hace unos meses, tenía muchas ganas de ir a cenar a El Velódromo.


Lo que me gustó de este sitio fueron sus grandes dimensiones, lo espacioso que es, y su decoración clásica, muy alejado de la decoración moderna y demasiado chic que puedes encontrar en muchos de los restaurantes de Barcelona.




Tengo que decir que la carta y los precios me decepcionaron un poco, lo que no quitó que cenásemos muy bien (mi fricandó con moixernons estaba buenísima).


Uno de los detalles en la decoración que más llamó mi atención fue el cristal de la puerta de entrada, con una carta de tapas pintadas sobre él. Esta forma tan tradicional de anunciar los platos es algo que cuesta encontrar hoy en día.


Por eso me hizo gracia descubrir otro sitio, muy alejado de El Velódromo, en un barrio obrero de Barceloa, donde también hay pinturas en sus cristales.

El dueño mirándome extrañado mientras hacía la foto.


Siento que la calidad de las fotos no sea demasiado alta, pero sólo llevaba encima la cámara compacta.

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