Nunca he tenido mano con las plantas. Yo las cuido y ellas se mueren. Incluso los cactus me duran poco.
Pero he decidido que esto va a cambiar.
He empezado mi pequeño edén particular, mi rinconcito ajardinado en un lado del balcón. He plantado la cebolla que decidió brotar en mi cocina y ahí estamos, luchando juntas por la supervivencia.
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